sábado, 29 de agosto de 2015

Coplillas de un ciudadano de la tercera edad



DOGGEREL BY A SENIOR CITIZEN
Wystan Hugh Auden (1907-1973)

 En mil novecientos  y sesenta y nueve
mío este planeta     llamar no se puede:
es decir, un mundo   que fuerzas me dé
para bien a raya     el caos tener.

 Mis vistas queridas, mis climas soñados,
son una creación      del tiempo eduardiano
cuando eran enormes   los cuartos de baño
y nadie comía         sin haber rezado.

 Y los automóviles,   y los aeroplanos,
son cacharros útiles  aunque algo ordinarios.
Con máquinas sueño    que movidas son
por aguas corrientes  o por el vapor.

 La razón me obliga;  doy mi aprobación
a la luz eléctrica,   pero no mi amor.
Mucho más respeto     merece, a mi juicio,
una luz de gas        en el descansillo.

 Contra los fantasmas de casa luché,
mas de sus valores... de esos no dudé:
Creo que la ética     protestante es práctica
cuando se trabaja     -y también empática.

 Cuando las parejas  düetos cantaban
obscenas las deudas  se consideraban.
Y continuaré         hasta mi final
pagando en dinero    lo que he de comprar.

 El libro de misa    con el que crecimos
era el redactado      hace ya tres siglos:
y aunque algún sermón  progre sea bueno,
cambiar la liturgia   ha sido el infierno.

 Como siempre el sexo   era -por supuesto-
el más atractivo      de entre los misterios.
Pero los kïoskos      en aquellos tiempos
no suministraban      porno maniqueo.

 Con buenas maneras  un arte era hablar
como el abstenerse   de peer y eructar:
Decir qué es peor    no creo que pueda,
si es el verso libre   o la antinovela.

 Ni son mis amigos   esos profesores
que mitos y símbolos  remueven y roen:
un hombre de letras  yo me considero
a quien superiores   leen, o eso espero.

 Permisividad...         ¿Quién dirá que ha sido
una gran mejora          en lo educativo?
¡Más cuerdas las clases  donde me senté
y latín y griego         forzado estudié!

 Aunque esta palabra   me suene muy mal...
si existe una brecha   generacional,
¿de quién es la culpa? Del joven o el viejo
que aprender no quiere su idioma materno.

 Pero Amor, al menos,    es un cierto estado
que ni está de moda      ni de ella ha pasado.
Y, es verdad, algún      buen amigo tengo
con quien como y charlo  en cualquier momento.

 ¿Yo un inadaptado? ¡Tonterías! Es que,
como un somatén     que con ello debe
mantener refriegas, me siento en mi hogar
fundamentalmente    con lo que es Real.

Original: aquí

domingo, 23 de agosto de 2015

Parnaso español, 1914


En 1914 se publicó en Barcelona una colección de poesías titulada "Parnaso Español Contemporáneo. Antologia Completa de los mejores poemas", editada por la Casa Maucci y  "esmeradamente seleccionada por José Brissa".

El señor Brissa, nacido en Madrid en 1868, periodista y poeta, traductor y editor, debió de ser una figura interesante. En el Apéndice a la Enciclopedia Espasa se resume su vida hasta 1931. ¿Qué sería de él durante los años, agitados y violentos, que a partir de entonces se sucedieron en España y en Europa? No he podido averiguarlo... En cualquier caso, era hombre de gustos poéticos amplios y eclécticos. Escribe en las "Cuatro palabras al lector" que hacen de prólogo,

Ábranse las puertas del Parnaso para todos estos poetas  -me he dicho- que si alguno no lo es de verdad, tiempo y lugar habrá para que se censure la intromisión, cargándome a mí de ella la completa culpa.

En su generosidad recoge obras de 195 autores, nada menos; heterogéno conjunto donde aparecen poetas de todas las escuelas y rangos, desde un futuro premiado Nobel (Juan Ramón Jiménez) hasta modestos versificadores provincianos nunca conocidos por las masas letraheridas y olvidados hoy hasta por su descendencia.

Hojear las páginas de viejas antologías poéticas como esta es ejercicio que me atrevería a recomendar a todo escritor de poemas e incluso a cualquier persona curiosa. Nos saltarán a los ojos los lugares comunes de aquella época y los tópicos que entonces no se consideraban tales, sino signos de modernidad y manifestaciones del espíritu del tiempo. Y, tras alzar las cejas y sonreír con displicencia -¿qué otra cosa podríamos hacer, aburridos por la reiteración de las mismas palabras, las mismas imágenes y las mismas técnicas?- quizás nos percatemos de que las antologías de hoy -las antologías que contienen la poesía que nos parece "profunda" e "interesante"- están destinadas a producir los mismos efectos en sus posibles lectores de dentro de un siglo.

Pero basta de reflexiones morales. En realidad, el mayor placer que se obtiene hojeando estos libros es el de descubrir poemas desconocidos, escritos por poetas olvidados, capaces de golpearnos con toda su fuerza, aún no disipada, como el tapón del vino espumoso al abrir la botella. Traigamos dos ejemplos muy diferentes. He aquí el primero:

[...]

A media noche duerme el accionista
sobre blandos colchones,
y aun en sueño le pasan por la vista
dividendos, billetes y cupones.

El minero, en su choza miserable,
sobre el jergón dormita,
y en sueños ve pasar inolvidable
su constante ilusión : ¡la dinamita!

Un anciano Nicolás Estévanez escribió estos versos en 1913, un año antes de morir. Si decimos que el señor Estévanez participó en innumerables revoluciones y, según algunos, fue quien trajo de Francia la bomba que arrojó Mateo Morral, quizás el poema nos perturbe un poco más.

Y ahora otro ejemplo muy diferente: un poema que, no sé por qué, me ha causado una impresión profunda y perdurable:


-¡Nelo, apareja tu barca,
que a la aurora has de partir!
-Remeros de la comarca
no me han querido seguir ...

¡Si la princesa me embarca,
su Cisne ... he de conseguir!
-¡Hazte a la mar! -Honda y zarca
voy su extensión a medir...

Con matinal ventolina,
de gaviotas claro estol,
y sobre el agua hialina

un encendido arrebol...
pasa una vela latina
bajo la zona de sol.

He aquí un perfecto soneto modernista. Todo en él me seduce: el verso octosilábico, tan poco usado para esta estrofa; la alternancia de rimas llanas y agudas; las palabras cuidadosamente escogidas; el ambiente misterioso y legendario... ¿Quién lo escribió? La Condesa del Castellá es el nombre que lo encabeza. ¿Y quién era esta condesa? Doña Isabel María del Carmen Castellví y Gordon, décimo primera condesa de Carlet y condesa del Castellá nació en Madrid en 1865 y murió en 1949. Devota de Wagner y de Rubén, durante muchos años mantuvo un célebe salón literario en Barcelona. Conferenciante y articulísta, publicó también un libro de poesía: "Poema del cisne", Librería de Hernando, Madrid 1911. Y en ese libro, perdido entre abundante ganga rubeniana, aparece el oro puro del soneto que hemos transcrito.

viernes, 21 de agosto de 2015

Algunas cosas que han olvidado los animalistas...


... y que les recuerda el conde José de Maistre desde su exilio en San Petersburgo.


En los vastos dominios de la Naturaleza viviente reina una violencia manifiesta, una especie de rabia prescrita que arma a todos los seres "in mutua funera" [para su mutua destrucción]; desde que abandonáis el reino de lo insensible encontráis el decreto de la muerte violenta escrito en las mismas fronteras de la vida. Ya en el reino vegetal se empieza a sentir la ley: desde la inmensa catalpa a la más humilde de las gramíneas, ¡cuántas plantas mueren y cuántas son muertas! Pero desde que entráis en el reino animal la ley adquiere de repente una espantosa evidencia. Una fuerza, a la vez escondida y palpable, se muestra ocupada de continuo en poner al descubierto por medios violentos el principio de la vida. En cada una de las grandes divisiones de la especie animal ha escogido cierto número de animales y les ha encomendado devorar a los demás: hay insectos de presa, aves de presa, peces de presa y cuadrúpedos de presa. No hay un instante en que un ser vivo no sea devorado por otro. Y por encima de estas numerosas razas de animales está situado el hombre, cuya mano destructora no olvida nada de lo que vive: mata para alimentarse, mata para vestirse, mata para adornarse, mata para atacar, mata para defenderse, mata para instruirse, mata para divertirse, mata por matar. Rey soberbio y terrible, lo necesita todo y nada se le resiste [...] ¿Y esta ley se detendrá ante el hombre? Sin duda que no. ¿Y qué ser exterminará al que extermina a todos? Él. Es el hombre quien está encargado de degollar al hombre [...] ¿No oís a la tierra que grita y reclama sangre? La sangre de los animales no le basta [...]

sábado, 17 de enero de 2015

Una lista de poetas

El 10 de agosto de 2008 se publicó en el suplemento dominical del diario El País el artículo Cien escritores en español eligen los diez libros que cambiaron su vida. El título, la verdad, es un poco chocante; a las personas que conozco no les han cambiado la vida los libros, sino los amores, matrimonios, enfermedades, accidentes de tráfico y demás desgracias.

Pero hablamos de escritores, y ya se sabe que la vida de cada uno de ellos consiste fundamentalmente en escribir y hablar, casi siempre de Su Propia Obra y a veces de las ajenas. Así que es lógico que los libros se la cambien, pues en ellos pueden encontrar sólidos argumentos para alabar aquella y vituperar estas.

¿Aparecen libros de poesía en las listas de este artículo? ¿Algún escritor considera que leer poesía, esa arma cargada de futuro, ha corregido siquiera unos grados el rumbo de su existencia?

Aunque alguno se sorprenda, la respuesta es afirmativa.

He aquí los autores cuyos libros de poesía aparecen citados. Para cada autor hemos contabilizado (a mano, no garantizamos total exactitud) el número total de veces que alguno de sus libros poéticos ha sido mencionado. Hemos tenido que tomar algunas decisiones arbitrarias: por ejemplo, no hemos considerado la poesía dramática (las obras de teatro, para entendernos). Y si de algún autor se citaban obras poéticas y no poéticas, solo le hemos contabilizado estas últimas (y también las menciones a sus "Obras Completas", pues parece que muchos de los encuestados no solo fueron capaces de leer estos tochos, sino que su vida cambió tras leerlos.)

Poetas que aparecen más de una vez:
Homero. 11 veces (la mayoría, La Odisea)
Federico García Lorca. 8 veces (la mayoría, Poeta en Nueva York)
César Vallejo. 8 veces (la mayoría, Trilce)
Rainer Maria Rilke. 7 veces (la mayoría, Elegías del Duino)
Charles Baudelaire. 6 veces (la mayoría, Las flores del mal)
Jorge Luis Borges. 6 veces (4 por su obra completa)
T.S. Elliot. 6 veces (la mayoría, La tierra baldía)
Dante Alighieri. 5 veces (La divina comedia)
Pablo Neruda. 5 veces (la mayoría, Residencia en la Tierra)
Arthur Rimbaud. 5 veces (la mayoría, Un temporada en el Infierno)
San Juan de la Cruz. 4 veces
Gustavo Adolfo Bécquer. 3 veces (Rimas)
Jaime Gil de Biedma. 3 veces (Las personas del verbo)
Juan Ramón Jiménez. 3 veces
Ovidio. 3 veces (Metaformosis)
Francisco de Quevedo. 3 veces
Walt Whitman. 3 veces
Constantino Cavafis. 2 veces
Luis Cernuda. 2 veces (La realidad y el deseo)
Eduardo Cirlot. 2 veces (Bronwyn)
Emily Dickinson. 2 veces (Poemas)
Luis de Góngora. 2 veces
Ángel González. 2 veces
Horacio. 2 veces (Odas)
Antonio Machado. 2 veces
Octavio Paz. 2 veces
William Shakespeare. 2 veces (una vez los Sonetos y una vez las Obras Completas; por supuesto, sus obras dramáticas aparecen muchas más veces)
José Ángel Valente. 2 veces
Virgilio. 2 veces (Eneida)


Los siguientes poetas aparecen una sola vez:
El anónimo autor de la Epopeya de Gilgamesh
Rafael Alberti (Sobre los ángeles)
Vicente Aleixandre (Sombra del Paraíso)
Gabriel Aresti (Harri eta Herri)
W. H. Auden (Gracias, niebla)
Carlos Barral (Figuración y fuga)
İlhan Berk (Mar de Galilea)
Bertolt Brecht
Josep Carner (La inútil ofrena)
Anne Carson (Autobiography of Red)
Pedro Casariego Córdoba
Sor Juana Inés de la Cruz
Rubén Darío (Cantos de vida y esperanza)
Eliseo Diego (Libro de las maravillas de Boloña)
Bob Dylan
José María Eguren
Gunnar Ekelöf (Diván del príncipe de Emgión)
Salvador Espriu (El caminant i el mur)
Gabriel Ferrater (Menja't una cama)
Celso Emilio Ferreiro (Longa Noite de Pedra)
Juan Gil-Albert (Fuentes de la constancia)
Pere Gimferrer (La muerte en Beverly Hills)
Raúl González Tuñón (A la sombra de los barrios amados)
Nazim Hikmet
Vladimír Holan (Lamento)
Gerard Manley Hopkins
Vicente Huidobro (Altazor)
Edmond Jabès (El libro de las preguntas)
Roberto Juarroz
Giacomo Leopardi (Cantos)
Pierre Louÿs (Canciones de Bilitis)
Robert Lowell (Estudios del natural)
Lucrecio (De rerum natura)
Stéphane Mallarmé
Ósip Mandelshtám
Jorge Manrique (Coplas a la muerte de su padre)
Eugenio Montale (Huesos de sepia)
Francesco Petrarca (Cancionero)
Alejandra Pizarnik
Sylvia Plath (Ariel)
Ezra Pound
Jaime Sabines
Saint-John Perse (Elogios)
Pedro Salinas (La voz a ti debida)
Osvaldo Sánchez (Matar al último Venado)
Tomás Segovia (Anagnórisis)
Emilio Adolfo Westphalen (Belleza de una espada clavada en la lengua)

Hay algunos casos dudosos: El collar de la paloma de Ibn Hazm, ¿cuenta como poemario? ¿Y Les nourritures terrestres de Gide?


Antonio Gamoneda padre es citado por Antonio Gamoneda hijo, y eso no sé si vale. Luis García Montero es citado por su compañera; lo mismo digo.

Y las antologías tienen demasiados autores, así que tampoco las contabilizamos en la lista anterior. Son citadas alguna vez Las mil mejores poesías de la lengua castellana; los Diez siglos de poesía castellana (selección de Vicente Gaos); The Albatross Book of Verse (selección de Louis Untermeyer); y las galaicas Cantigas de escarnio e maldizer.

Al analizar la lista algunas cosas me resultan curiosas. Por ejemplo, que Gil de Biedma (un poeta sobrevalorado, pero no sabía que tanto) o Cirlot (como autor de culto está bien, pero dudo que haya cambiado la vida de nadie) sean más citados que Aleixandre o Pound. O que Whitman y Cavafis coticen tan a la baja; en mi juventud eran lo más de lo más. Pero quizás lo más sorprendente es que la Odisea y la Divina Comedia sean tan citados. La Odisea puede leerse como una novela de aventuras en versión para niños (que es como supongo lo hicieron quienes la citan); pero la Divina Comedia es un rollo inacabable que dudo que haya leído nadie completo y menos en su adolescencia.

E quindi uscimmo a riveder le stelle

sábado, 31 de agosto de 2013

Inocencia, o del cambio

INOCENCIA, o sobre el cambio

(Escrito en 2007)

PERSONAJES

PRUDENCIO, Catedrático y Director del Departamento.
SEVERIANO, Catedrático, Ingeniero de la vieja escuela.
ESPERANZA, Titular, confiada en lo nuevo.
FIDEL, Titular, viejo progresista irredento.
INOCENCIA, Ayudante recién contratada.

ACTO ÚNICO (por ahora...)

Seminario del Departamento de "Ingeniería Papirofléctica". Un lunes por la mañana. Se va a iniciar la primera sesión de la "Comisión de apoyo a la implantación de las nuevas metodologías docentes".
PRUDENCIO.- Estimados compañeros y compañeras: debemos ser conscientes de que el papel de la Universidad se considera hoy más importante que hace una década, aún más, más importante que nunca. Se ha predicho que dentro de unos años el porcentaje de trabajadores con formación universitaria será del 70%.1
INOCENCIA.- (Aparte.) ¡Jo! ¡Cuánto sabe y qué bien habla! ¡Qué suerte he tenido al ser contratada por este Departamento! ¡Lo que voy a aprender!
PRUDENCIO.- Pero esta importancia creciente implica que tanto las autoridades como la sociedad prestan una atención también creciente a las prestaciones proporcionadas por el sistema universitario; y hemos de reconocer que la percepción del público en general no es tan buena como podría serlo. Según una encuesta realizada en los EE.UU., sólo un 27% de la población aprueba la tarea llevada a cabo por la Universidad.2
SEVERIANO.- Si preguntas una tontería a una colección de tontos, lo más probable es que obtengas una colección de respuestas tontas.
PRUDENCIO.- (Finge no haber oído.) Y en Europa, la declaración de Bolonia, seguida por los comunicados de Praga, París y Bergen, ha puesto de manifiesto la necesidad de un profundo cambio que se materializará en el EEES. Creo que todos sabemos ya lo que es y lo que significa el EEES...
SEVERIANO.- ¡Claro que sí! El sistema con que me hicieron un hombre en mi Escuela, el sistema que sigo aplicando a mis alumnos: 1) Explica el profesor; 2) Estudia el alumno; 3) Examina el profesor; 4) ¡Suspenso!
ESPERANZA.- No, Seve, no. EEES son las siglas de ``Espacio Europeo de Educación Superior''.
PRUDENCIO.- Gracias por la explicación, Esperanza. Parece que algunos no quieren darse cuenta de que los tiempos están cambiando... Permitidme que siga. ¿Por dónde iba? ¡Ah, sí! Hace ya muchos años que se viene diciendo: lo que produce el sistema de educación superior no corresponde a las necesidades de la industria. Muchas veces, el propósito explícito o implícito de la Universidad es formar futuros investigadores. Eso no es en realidad lo que quieren ni las empresas ni los estudiantes.
INOCENCIA.- Ejem, eso sí es lo que yo quería....
PRUDENCIO.- (La mira con displicencia.) Bueno, hablo en general, no consideremos de momento los casos particulares. (Prosigue su discurso.) En realidad, lo que quieren los alumnos es adquirir competencias útiles para su futuro trabajo: competencias tecnológicas, comunicativas y organizativas, que se traduzcan en la capacidad de trabajo en grupo y de resolución de problemas. Y esto es lo que también quieren las empresas.3
SEVERIANO.- ¡Pues que se fastidien los alumnos! Si no les gusta la Universidad, que vayan a la FP.
FIDEL.- ¡Pues que se fastidien las empresas! ¿Es que somos sus siervos? ¿Dónde ha quedado la concepción crítica de la Universidad? A la concepción del saber como motor de la tranformación social se opone ahora un conjunto de competencias y técnicas eficaces para la producción postindustrial, para la sociedad de consumo, para la deslocalización y la globalización. ¿Qué quieren? ¿Que formemos esclavos, robots bien adaptados a la sociedad actual y a la economía actual?
PRUDENCIO.- ¡A mí a progresista no me gana nadie, Fidel! ¡Yo una vez estuve a punto de correr delante de los grises! Pero el auténtico progresismo es darle a la sociedad lo que necesita, no lo que a nosotros nos guste. ¿O es que me vas a negar que nos debemos a quienes nos pagan?
FIDEL.- Pues a mí no me pagan las empresas; a ti a lo mejor sí, con todos esos convenios y contratos... Mi sueldo lo pagan los contribuyentes (o sea, los trabajadores y las clases medias) y en una pequeña parte los alumnos. A ellos me debo.
PRUDENCIO.- Precisamente, Fidel. Nos debemos a los alumnos, y por eso debemos proporcionarles una formación que les permita insertarse en el mercado laboral y progresar adecuadamente en su vida profesional. El fin último de los educadores debe ser la creación de un ambiente centrado en el aprendizaje, que maximize éste y satisfaga los nuevos estándares, más exigentes, que la sociedad ahora nos exige.4
SEVERIANO.- Estoy de acuerdo, tenemos que ser más exigentes con los estudiantes.
INOCENCIA.- Pero es que cada vez vienen peor preparados...
PRUDENCIO.- En parte puede ser verdad lo que dices, pero de cualquier forma nos nos corresponde a nosotros solucionar el problema de las enseñanzas medias. Lo que podemos hacer es adaptarnos a los nuevos tiempos y a las nuevas tecnologías, cosa que no siempre hacemos. De hecho, las empresas piensan que los profesores universitarios tienen una forma anticuada de enseñar, que no son capaces de mantenerse al día en los avances de las tecnologías pedagógicas, que se resisten a someter sus resultados a métodos eficaces de evaluación.5
SEVERIANO.- ¿Ah, sí? Pues por mi parte, yo pienso que los empresarios de este país...
FIDEL.- ¡Son un conjunto de chupasangres cuyas técnicas gerenciales favoritas son la subcontratación y la precarización del empleo!
SEVERIANO.- ... desprecian la investigación, y no invierten en I+D ni aunque les regalen el dinero.
PRUDENCIO.- Por vuestro propio bien, borraré de la grabación de esta sesión esos comentarios Y ahora cedo la palabra a Esperanza, que nos va a ilustrar sobre los avances de las tecnologías pedagógicas.
ESPERANZA.- Gracias, Prudencio. Sí, hay que dar un paso adelante y seguir el camino que nos señala la pedagogía moderna. Hace ya mucho que la concepción tradicional de la escuela ha sido sustituida por otro enfoque en el cual se aplican modelos de enseñanza basados en el alumno; por un enfoque más moderno y progresista.
FIDEL.- ¿Progresista? Lo progresista es proporcionar a los hijos de las clases trabajadoras el acceso a la misma instrucción y a la misma cultura que antes era monopolio de la burguesía, no a un caótico y trivial sucedáneo.
ESPERANZA.- ¡No te equivoques, Fidel! No se trata de prescindir de la instrucción, sino de proporcionarla de una forma, no sólo más agradable, sino más eficaz.
SEVERIANO.- ¿Más eficaz? No creas todo lo que oigas por ahí. Lee, por ejemplo, los fundamentados estudios que demuestran que esos ``modelos modernos'', aplicados a la enseñanza primaria, producen resultados significativamente peores que los tradicionales.6
ESPERANZA.- También se pueden encontrar en la literatura científica incontables estudios que muestran que un enfoque activo, cuando se implementa adecuadamente en la enseñanza universitaria, mejora la motivación del alumno, la retención del conocimiento, la comprensión y la actitud hacia la materia que se está enseñando7. Y hay cosas obvias. Por ejemplo, ¿comó se puede negar que mejorar la confianza y la autoestima del alumno causa que éste tenga un mejor rendimiento?
SEVERIANO.- Pues yo diría justo lo contrario: su mejor rendimiento es lo que causa que mejore su autoestima.8
ESPERANZA.- Bueno, reconozco que eso de la autoestima es una cuestión compleja. Pero dejadme que exponga lo que os quiero contar. En el enfoque tradicional de la enseñanza superior, el peso de transmitir el material del curso corresponde primeramente al instructor. En la instrucción basada en el estudiante, algo de este peso se desplaza a los alumnos.9
INOCENCIA.- ¿Y cómo se consigue eso?
ESPERANZA.- Hay muchas técnicas bien probadas, como sustituir las clases magistrales por experiencias de aprendizaje activo, responsabilizar a los alumnos de material que no se ha expuesto explícitamente en clase, proponer problemas de solución abierta o que requieran pensamiento crítico...
FIDEL.- ¡Eso es muy importante!
ESPERANZA.- ... o creativo y no puedan ser resueltos siguiendo los ejemplos del libro de texto.10
SEVERIANO.- ¡Vaya novedades! ¿Cómo crees que se estudiaba en mis tiempos? ¿Y qué crees que exijo a mis alumnos? Como se limiten a los apuntes y a los problemas hechos en clase, lo llevan claro en los exámenes...
ESPERANZA.- También se puede involucrar a los estudiantes en simulaciones y juegos de roles, proponer ejercicios escritos distintos de los convencionales...
SEVERIANO.- ¡Eso ya me gusta menos!
ESPERANZA.- ... y usar técnicas de aprendijaze cooperativo.11
INOCENCIA.- ¿Qué es eso del aprendizaje cooperativo?
ESPERANZA.- Es un enfoque de la instrucción en el que los estudiantes trabajan en equipos en una tarea de aprendizaje que se estructura para cumplir ciertas condiciones.
INOCENCIA.- ¿Qué condiciones?
ESPERANZA.- Lo primero, debe haber un objetivo claramente definido que requiera que todos los miembros del equipo se involucren; si uno no hace su parte, todos son penalizados. Además, los miembros deben interactuar cara a cara, haciendose y respondiendo preguntas mutuamente acerca de la tarea. De esta manera se desarrollan habilidades de liderazgo, comunicación, resolución de conflictos y administración de tiempos.12 13
INOCENCIA.- No sé cómo podría conseguir que mis alumnos trabajen así...
ESPERANZA.- Primero hay que convencer a los estudiantes de que el trabajo en grupo va en su propio beneficio. Hay que promover la interdependencia positiva entre los miembros del equipo, asegurar que cada uno haya realizado aportaciones adecuadas al trabajo hecho en común, facilitar el desarrollo de habilidades de trabajo en grupo, y autoevaluar periódicamente el funcionamiento del grupo.14 Hay muchas técnicas para conseguir todo esto. 15
INOCENCIA.- Quizás me equivoque, pero creo que ese método de enseñanza activa que propones exige de los alumnos, no menos, sino más esfuerzo que el método actual.
ESPERANZA.- Efectivamente. Los que intentan implementar la instrucción centrada en el estudiante se ven sorprendidos frecuentemente por la fiera negatividad de alguna de las respuestas. Muchos que no habían previsto esa reacción se desaniman, abandonan el intento y vuelven a los métodos tradicionales, más cómodos aunque menos efectivos. 16
INOCENCIA.- ¿Y qué podemos hacer?
ESPERANZA.- Para minimizar la resistencia al cambio, hay que convencer a los alumnos desde el principio de que no se trata de un juego o un experimento, sino de una forma de enseñanza con la que se aprende más y se comprende mejor. 17 Tras la resistencia inicial, la respuesta suele ser muy favorable.
PRUDENCIO.- Por supuesto, es de esperar una respuesta favorable, dada la madurez de nuestros alumnos y dado el hecho de que estos métodos, adecuadamente implementados, redundan en una mejora de la calidad de la enseñanza y por tanto de la tasa de aprobados y de graduados.
SEVERIANO.- ¡Acabaran exigiéndonos que demos aprobado general! Para eso no hace falta tanta palabrería.
PRUDENCIO.- Tu comentario es excesivamente simplista, estimado Seve. Tenemos que afrontar los nuevos retos que la sociedad actual nos plantea, pero siempre proporcionando una enseñanza de calidad. Precisamente uno de los objetivos fijados por la declaración de Bolonia es el desarrollo de criterios y metodologías para el aseguramiento de la calidad. 18 19
SEVERIANO.- ¡Más paparruchas! ¿Qué falta hacen criterios y metodologías? Contrata profesores ilustres, proporciónales laboratorios y medios materiales suficientes, y la calidad se dará por añadidura.
PRUDENCIO.- Sin duda, eso es importante, pero la cuestión es más compleja. También es parte de la calidad el valor añadido que se proporciona a los que financian nuestra labor.
ESPERANZA.- Pero lo fundamental tener en cuenta la opinión de los estudiantes, saber qué opinan acerca de la calidad de la enseñanza. Al fin y al cabo, son nuestros clientes inmediatos.
PRUDENCIO.- Llevas razón, Esperanza, pero yo aún diría más: los alumnos deben verse mejor como el producto de un programa de estudios, no como sus clientes. Los clientes últimos serían más bien las empresas.
FIDEL.- ¿Clientes? ¿Productos? ¡Qué vergüenza! ¿De qué estáis hablando, de enseñanza universitaria o de venta de detergentes?
ESPERANZA.- Bien, retiro la palabra ``cliente'', si te resulta disonante. Pero lo importante es tener en cuenta que los alumnos son los mejores jueces de la calidad de la enseñanza que les proporcionamos.
SEVERIANO.- Estoy en absoluto desacuerdo. Todos sabemos que las evaluaciones de los alumnos no son más que concursos de popularidad que no tienen nada que ver con lo que se aprende. Por ejemplo, ciertos estudios demuestran que en los EE.UU. los profesores que llevan comida a clase reciben sistemáticamente las mejores valoraciones, 20 y ya me diréis lo que tiene que ver repartir caramelos con la calidad de la enseñanza...
ESPERANZA.- ¡Eso no es así! Se ha demostrado estadísticamente que las valoraciones hechas por los alumnos tienen un elevado grado de validez. Las quejas sobre este tipo de evaluación del profesorado han sido desacreditadas por la investigación empírica. 21 22 23
INOCENCIA.- (Aparte.) ¡Vaya! Los dos parecen muy seguros. ¿A quién creeré?
ESPERANZA.- Además, ¿cuál es la alternativa? ¿Qué otra cosa podemos hacer para evaluar la calidad de la enseñanza?
INOCENCIA.- Quizás podríamos realizar unas pruebas comunes para los estudiantes egresados, y estudiar los resultados obtenidos en función de las distintas universidades.
PRUDENCIO.- ¡Eso sería una violación de la autonomía universitaria! No, piénsalo mejor, Inocencia; no es necesario recurrir a esa prueba centralizada. De una parte, la tasa de egresados constituye una buena medida de la eficacia del proceso de instrucción...
SEVERIANO.- Eso, cuantos más alumnos LOGSE aprueban, tanto mejor es la universidad.
PRUDENCIO.- ... y, de otra parte, podemos considerar la empleabilidad, que se traduce en el porcentaje de egresados que obtienen un trabajo acorde con su formación. Esta última es la mejor forma de evaluar la adecuación del proceso educativo a su propósito último. El mercado decidirá finalmente sobre la calidad de nuestro producto.
FIDEL.- ¡Otra vez el alumno como producto! ¡Y el mercado, el dios omnisciente y omnipotente del pensamiento único! ¡No! Una educación superior de calidad es aquella que despierta la conciencia de los estudiantes y los convierte en personas críticas y comprometidas como tecnólogos y como ciudadanos, y con la formación adecuada para contribuir al progreso de la ciencia y de la sociedad.
PRUDENCIO.- Estamos de acuerdo, Fidel; nuestro deber es conseguir que nuestros estudiantes salgan de las aulas y laboratorios bien preparados para integrarse en el tejido productivo y hacer avanzar la economía...
FIDEL.- ¡No es eso lo que he dicho!
PRUDENCIO.- ... para lo cual es fundamental que todos nosotros tomemos conciencia de la importancia de nuestra labor docente.
INOCENCIA.- ¡Es decir, que lo importante es que seamos buenos docentes! Yo creía que para progresar en mi carrera debía ser sobre todo una buena investigadora...
PRUDENCIO.- (Con mucha energía) ¡Eso es una contraposición falaz! ¡Tan importante es una cosa como la otra! Debemos construir una Universidad del Aprendizaje, preocupada tanto por el aprendizaje de los profesores -es decir, la investigación- como por el aprendizaje de los alumnos, y que consiga que el aprendizaje de los unos redunde en beneficio del aprendizaje de los otros. 24
SEVERIANO.- (Con sorna) Claro, claro, llevas razón. La docencia es importantísima. Por eso todos conocemos muchos casos de compañeros, cargados de publicaciones y proyectos, que han sido volteados por los tribunales por dar mal sus clases, ¿verdad?
ESPERANZA.- Quizás haya una forma de compaginar ambos aspectos: podemos aplicar los métodos de la investigación a la tarea docente y publicar estudios serios. 25
SEVERIANO.- Eso sería intrusismo profesional, ¿no te parece? Dejemos algún trabajo a los pedadogos... Además, tras dar mis clases, rellenar los innumerables papeles que los burócratas exigen y realizar mi investigación ``de verdad'', no me queda mucho tiempo para esas pamplinas.
INOCENCIA.- Pero, en resumen, ¿qué debo hacer? ¿Investigar en Ingeniería Papirofléctica o en Didáctica de la Papiroflexia? ¿Dar clases como las que recibí, o emplear métodos innovadores?
SEVERIANO.- Sí, tú atiende a los que, habiendo llegado ya a la cima, recomiendan a los que están comenzando que inviertan su tiempo en experimentos docentes. Ya verás lo bien que te va en tu carrera.
FIDEL.- ¡Bah! Si quieres progresar en tu carrera, finge hacer lo que esté de moda, y llévate bien con los que mandan. Yo no lo hago, y así me va.
ESPERANZA.- ¿Puedo decir la última palabra? Al fin y al cabo, la última palabra la tenemos nosotros, los que investigamos y damos clase en aulas y laboratorios; no la tienen ni los burócratas ni los "expertos". Haz, Inocencia, lo que tu conciencia y tu razón te dicten; y, si -como creo- tienes madera de profesor universitario, descubrirás que arrancar una mirada de interés de un alumno aburrido es uno de los mayores retos y una de las mayores satisfacciones que se pueden tener en esta vida. Y experimentarás y encontrarás tu propio camino para conseguirlo...

REFERENCIAS

1 Frank Newman, Lara Couturier, and Jamie Scurry. The Future of Higher Education: Rhetoric, Reality and the Risks of the Market. Jossey-Bass, San Francisco, 2004, p. 155.
2 Ibid.
3 Ibid., p. 71.
4 Ibid., p. 137.
5 Ibid., p. 74.
6 J. E. Stone and A. Clements. Research and innovation: let the buyer beware. In R. Spellan and P. Regnier, editors, The superintendent of the future, p. 59-97. Aspen Publishers, Gaithersburg, 1998.
7 Michael Prince. Does active learning work? a review of the research. Journal of Engineering Education, 93(3):223-231, 2004.
8 M. A. Scheirer and R. E. Kraut. Increasing educational achievement via self-concept change. Review of Educational Research, 49:131-150, 1979.
9 Richard M. Felder and Rebecca Brent. Navigating the bumpy road to student-centered instruction. College Teaching, 44:43-47, 1996.
10 Ibid..
11 Ibid..
12 Richard M. Felder, Donald R. Woods, James E. Stice, and Armando Rugarcia. The future of engineering education II. Teaching methods that work. Chemical Engineering Education, 34(1):26-39, 2000.
13 Agustín Cernuda, Faraón Llorens, Joe Miró, Rosana Satorre, and Miguel Valero. Guía del profesor novel. Universidad de Alicante, 2005.
14 Richard M. Felder and Rebecca Brent. Navigating the bumpy road to student-centered instruction. College Teaching, 44:43-47, 1996.
15 Richard M. Felder and Rebecca Brent. Cooperative learning in technical courses: Procedures, pitfalls, and payoffs. Technical Report ED 377038, ERIC Document Reproduction Service, 1994.
16 Richard M. Felder and Rebecca Brent. Navigating the bumpy road to student-centered instruction. College Teaching, 44:43-47, 1996.
17 Ibid..
18 L. Harvey and D. Green. Defining quality. Assessment and Evaluation in Higher Education, 18(1):9-34, 1993.
19 G. Srikanthan and John Dalrymple. Developing alternative perspectives for quality in higher education. International Journal of Educational Management, 17(3):126-136, 2003.
20 Charles R. Emery, Tracy R. Kramer, and Robert G. Tian. Return to academic standards: a critique of student evaluations of teaching effectiveness. Qualite Assurance in Education, 11(1):37-46, 2003.
21 Richard M. Felder. What do they know, anyway? Chemical Engineering Education, 26(3):134-135, 1992.
22 Sylvia d'Apollonia and Philip C. Abrami. Navigating student ratings of instruction. American Psychologist, 52(11):1198-1208, 1997.
23 Wilbert J. McKeachie. Student ratings: The validity of use. American Psychologist, 52(11):1218-1225, 1997.
24 Ken Bain. Lo que hacen los mejores profesores universitarios. Universidad de Valencia, 2006.
25 Faraón Llorens and Rosana Satorre. Doce propuestas y una reflexión.










































































































lunes, 1 de octubre de 2012

Guía de perdedores

La persona y la obra de Luis Cencillo (Madrid 1923 - 2008) merecerían ser más conocidas; pero lo espeso de su prosa, lo denso de su erudición y lo nuclear de su cristianismo quizás hayan espantado a editores y lectores habituales de manuales de autoayuda. Reproducimos aquí algunos pensamientos extraídos de su Guía de Perdedores , Fundación Cencillo de Pineda, Madrid 1992.
Vivir más allá de los cuarenta supone un peso tal, que pocos se encuentran preparados para soportarlo.
La vida no la hacemos -como decía Ortega- sino que nos resulta.
La vida es un cúmulo de precios que pagar y de cargas que soportar que, sin la justificación de estar construyendo algo, acaba siendo insoportable.
La verdadera liberación ha de comenzar precisamente por el reconocimiento del "casi nada" de las cosas, como extensión de la propia insignificancia.
La sociedad occidental ha hecho todo lo posible para impedir la realización natural del hombre.
Todos piensan que hay que pedirle mucho a la vida, pero no esperan demasiado de ella.
Se nace ya perdido, y no se soluciona esta pérdida radical con aprender a ser un ganador.
La vida es una trayectoria, y toda trayectoria va a alguna parte. Lo trágico es que la mayoría no sabe a qué parte ha de ir.
El mundo humano no es una exposición, sino un taller donde se aprende y que, cuando se ha aprendido, hay que abandonar por una exposición que está en otra parte.
Se existe no para ganar, sino para ganarse.

viernes, 27 de abril de 2012

El deseo de saber

D. Juan Moneva y Puyol publicó en Zaragoza en el año de 1933 un bello libro en diciseisavo titulado Paremias. De él se imprimieron 500 ejemplares, uno de los cuales (el número 284) acompañó largo tiempo a mi padre.
 El libro contiene una colección de pensamientos para cada día del año, sacados de innumerables autores, y se abre con uno de San Bernardo de Claraval (Sermones super Cantica Canticorum, 36):
Pues hay quienes quieren saber con el fin solo de saber: y es torpe curiosidad.
Y hay quienes quieren saber para ser conocidos: y es torpe vanidad.
Y hay quienes quieren saber para vender su ciencia, por dinero, por honores: y es torpe comercio.
Pero también hay quienes quieren saber para edificar: y es caridad.
Y hay quienes quieren saber para ser edificados: y es prudencia.
¿Qué nos mueve a los redactores y lectores de blogs? ¿La curiosidad, la vanidad, la caridad, la prudencia? Una cosa es segura: no nos mueve el torpe comercio.