viernes, 26 de agosto de 2016

Lista de reproducción 2015/16

  • Como aperitivo, esta joyita mozartiana, interpretada como nadie más lo ha hecho -y no es figura retórica- por María Yúdina: Fantasía in re menor K397. Y hablando de Yúdina, no dejéis de oír la grabación más dramática de la historia, la del Concierto para piano nº 23 de Mozart realizada en 1943 por Yúdina y la Orquesta Sinfónica de la Radio de Moscú (lo de dramática tampoco es figura retórica: leed la historia, narrada por Shostakóvich, que se reproduce en el primero de los enlaces): Primer movimiento, Segundo movimiento, Tercer movimiento.
  • Pasemos a algo más moderno y apropiado para cualquier ambiente minimalista u orientalizante: Anahit, compuesta en 1965 por el excéntrico conde italiano Giacinto Scelsi (Diégo Tosi, violín, y Ensemble intercontemporain dirigido por Matthias Pintscher). Os hago gracia de sus Quattro pezzi su una nota sola.
  • Retrocedamos siete siglos para oír los restos de la lírica gallegoportuguesa: Mandad'ei comigo de Martín Códax por el Ensemble Oni Wytars, y O que vos nunca cuidei a dizer del rey Don Dinís de Portugal, cantado por la polaca Paulina Ceremuzynska.
  • Volvemos al siglo XX para oír Metastaseis de Iannis Xenakis. Hans Rosbaud dirige la OS de la Radio del Sudoeste de Alemania. Hay que atrapar al oyente -decía Xenakis- y, le guste o no, atraerlo hacia la ruta de los sonidos, sin que sea necesaria una formación especial. ¿Lo consigue en esta obra?
  • Demos a nuestros oídos un descanso clásico. Liszt acometió el hercúleo trabajo de transcribir para piano solo las sinfonías de Beethoven... y salió airoso. He aquí una muestra: el Cuarto movimiento de la Séptima. Al piano Cyprien Katsaris.
  • Y ahora algo muy diferente. Si los memohistóricos fueran menos memos o estudiaran algo más de Historia, alguna calle o conservatorio de España llevaría ya el nombre del brigadista Conlon Nancarrow. He aquí dos de sus menos chocantes obras: el Estudio nº 7 (con una visualización de Stephen Malinowski) y el Estudio nº 3a.
  • Una última pieza clásica: las extrañas sonoridades del Scherzo del Cuarteto de cuerda nº 1 del químico, médico y músico Alexandr Borodin, interpretado por el conjunto que lleva su nombre.
  • Y, para acabar, un delirante villancico dodecafónico: Los doce tonos de Navidad de Richard McQuillan.

martes, 16 de agosto de 2016

Elecciones USA 2016

Algunas cuartetas sobre un tema de actualidad.


I

¡Qué purria! No me convence

ninguno. ¡Vaya cochambre!

Jugad los juegos del hambre...

y gobierne Jen Lawrence.


II

Con trampas dicen que Trump ha

dicho que le harán perder.

A él o a Hillary escoger:

eso sí que es una trampa.


III

Tras ver a Donald y a Hilaria

parece genial Mariano

Pedro casi sobrehumano

y Albert una luminaria.


IV

Esto nos demuestra Hilaria:

quien estudió el Common Law

no es mejor que quien cantó

nuestra Ley Hipotecaria.


V

Son los méritos de Hilaria:

en Libia armar un tangay,

adular al lobby gay

y apencar con la becaria.


VI

Ya a Satanás cantó Milton

y Lord Byron al pirata;

yo no os pienso dar la lata

hablando de Mrs. Clinton.


VII

Dicen que es rico Donaldo;

yo no lo discutiré.

Ahora, que ese bisoñé

se lo ha comprado en un saldo.


VIII

En cara de naranjito

chulerías de macarra;

e ideas de bar y barra

en cabeza de chorlito.


viernes, 12 de agosto de 2016

El oficio de poeta

Calvert Watkins (How to kill a dragon, 1995) cita a O. Bergin (Bardic Poetry, 1912), quien reproduce un texto de Thomas 0'Sullivane (s. XVIII) donde se describe una escuela poética de la Irlanda del s. XVI, justo antes de la destrucción de la civilización céltica:

El Seminario de poetas estaba abierto solo para quienes eran descendientes de poetas afamados en su tribu [...]

La construcción era una cabaña, baja y confortable, con camas a distancias convenientes, cada una con una pequeña alcoba sin muchos muebles [...] No había ventanas que dejaran entrar la luz del día, ni más iluminación que la de las velas, que únicamente se traían cuando era oportuno[...]

Los profesores proponían un tema apropiado a la capacidad de cada clase, determinando un número de rimas, y aclarando lo que debía principalmente tenerse en cuenta en lo relativo a las sílabas, cuartetas, concordancias, correspondencias y uniones [estos son téminos técnicos de la métrica irlandesa], y cada uno de estos aspectos estaba restringido por sus propias reglas. Habiendo sido propuesto dicho tema (uno o varios) de noche, los alumnos trabajaban en él, cada uno en su propia cama, durante todo el día siguiente, a oscuras, hasta cierta hora de la noche. Entonces se traían luces y escribían; se vestían y se reunían en una gran sala, donde los profesores estaban esperando, y cada alumno presentaba sus resultados, que eran corregidos o aprobados y según ello se proponían los mismos temas para el siguiente día, u otros nuevos [...]

Cada sábado o víspera de día festivo, los alumnos se dispersaban entre los caballeros y hacendados del condado, quienes los atendían y agasajaban [...] No solo eso, por turnos enviaban cada semana licores y toda clase de provisiones para la subsistencia de la Academia [...]

Aún así la carrera era larga y tediosa, y pasaban seis o siete años antes de que obtuvieran su título [...]

¡Ay, cuánto daño hizo el Romanticismo! Desde el siglo XIX, se autodenomina poeta cualquier joven sin lecturas, ignorante de los matices de los sonidos y los sentidos, y aún de la gramática de su lengua. Como yo mismo...