lunes, 12 de octubre de 2009

Shijing, nº 163

Shijing, nº 163

Grandes flores, grandes flores
en el llano y el marjal.
Muchos hombres, muchos hombres
que dudan si llegarán.


Llevo potros y caballos,
aceitadas las seis riendas.
Al galope vamos raudos
demandando por doquiera.


Llevo brïosos caballos,
seis riendas como de seda.
Al galope vamos raudos
inquiriendo por doquiera.


De negras crines caballos,
bien húmedas las seis riendas.
Al galope vamos raudos,
indagando por doquiera.


Tordos llevo los caballos,
a la par van las seis riendas.
Al galope vamos raudos,
explorando por doquiera.

domingo, 11 de octubre de 2009

Designios y diseños

La raíz indoeuropea sekw va asociada a las ideas de "seguir, ir detrás". De ella se supone que proviene la palabra latina signum, cuyo sentido primero debía de ser "aquello que es seguido", de donde "enseña militar" y, finalmente, en general cualquier "marca, señal". A partir de signum se formó el verbo designare , con los sentidos "marcar, trazar" y muchos otros, entre los que citaremos "dibujar" y "ordenar, arreglar, disponer".

Según Meyer-Lübke, sólo en portugués (desenhar) y en italiano (disegnare) se conservó la palabra. A comienzos del s. XVI "disegnare" y su derivado disegno pasaron con gran éxito del italiano a las restantes lenguas europeas. En lo que se refiere al castellano, Juan de Valdés reconoce el préstamo en el "Diálogo de la lengua" (hacia 1535): "De la lengua italiana desseo poderme aprovechar para la lengua castellana destos vocablos: ... deseñar y deseño..." Y en esta forma (deseño) encontramos la palabra en algunos textos del s. XVI, aunque es mucho más frecuente la variante diseño.

Pero la cuestión es algo más complicada. Por vía culta, desde mediados del s. XIV se había tomado del latín el verbo designar, con varios de sus sentidos: "fincados que ouieron los tochos por señales pora designar et departir la tierra..."; "vino el tiempo de designar cónsules..."; "designar día para oír sentencia..." Pronto de "designar" se formó designio (palabra que, por cierto, no corresponde en latín a ningún **designium, palabra inexistente tanto en el latín clásico como en el medieval.)

Y, para mayor confusión y quizás por influjo del portugués, también podemos encontrar la variante desiño, como en esta carta de Cristóbal Colón a su hijo:
"...se pudía haver muy mayor cantidad, si Satanás non lo esturbara en me empidir mi desiño".

Así que en el s. XVI tenemos deseño, diseño, desiño y designio. En unas cuantas décadas el azar y la necesidad pusieron la mano y la cosa se simplificó: deseño y desiño se guardaron en el baúl de los arcaísmos y designio y diseño tomaron cada uno un papel diferente en el juego de la lengua, como se refleja en las definiciones del diccionario académico de 1791:

DISEÑO. Plan, traza, delineación sobre superficie para formar algún edificio o figura.
DESIGNIO. Pensamiento, idea, determinación del entendimiento.

Claro que el mismo diccionario de 1791 dice:

DISEÑO. Anticuado. Lo mismo que Designio.

Hoy, el diccionario académico mantiene la vieja definición de "designio", pero se ve obligado a ampliar considerablemente la definición de "diseño":

DISEÑO. Traza o delineación de un edificio o de una figura. 2. Proyecto, plan. 3. Concepción original de un objeto u obra destinados a la producción en serie. 4. Forma de cada uno de estos objetos. 5. Descripción o bosquejo verbal de algo. 6. Disposición de manchas, colores o dibujos que caracterizan exteriormente a diversos animales y plantas.

Y es que el ámbito del diseño en nuestros días es extensísimo: desde el presunto diseño inteligente que tanto excita los débiles nervios de los humanistas seculares hasta el diseño web que, en la mayoría de los casos, nadie osará atribuir a una Inteligencia Superior.