sábado, 31 de agosto de 2013

Inocencia, o del cambio

INOCENCIA, o sobre el cambio

(Escrito en 2007)

PERSONAJES

PRUDENCIO, Catedrático y Director del Departamento.
SEVERIANO, Catedrático, Ingeniero de la vieja escuela.
ESPERANZA, Titular, confiada en lo nuevo.
FIDEL, Titular, viejo progresista irredento.
INOCENCIA, Ayudante recién contratada.

ACTO ÚNICO (por ahora...)

Seminario del Departamento de "Ingeniería Papirofléctica". Un lunes por la mañana. Se va a iniciar la primera sesión de la "Comisión de apoyo a la implantación de las nuevas metodologías docentes".
PRUDENCIO.- Estimados compañeros y compañeras: debemos ser conscientes de que el papel de la Universidad se considera hoy más importante que hace una década, aún más, más importante que nunca. Se ha predicho que dentro de unos años el porcentaje de trabajadores con formación universitaria será del 70%.1
INOCENCIA.- (Aparte.) ¡Jo! ¡Cuánto sabe y qué bien habla! ¡Qué suerte he tenido al ser contratada por este Departamento! ¡Lo que voy a aprender!
PRUDENCIO.- Pero esta importancia creciente implica que tanto las autoridades como la sociedad prestan una atención también creciente a las prestaciones proporcionadas por el sistema universitario; y hemos de reconocer que la percepción del público en general no es tan buena como podría serlo. Según una encuesta realizada en los EE.UU., sólo un 27% de la población aprueba la tarea llevada a cabo por la Universidad.2
SEVERIANO.- Si preguntas una tontería a una colección de tontos, lo más probable es que obtengas una colección de respuestas tontas.
PRUDENCIO.- (Finge no haber oído.) Y en Europa, la declaración de Bolonia, seguida por los comunicados de Praga, París y Bergen, ha puesto de manifiesto la necesidad de un profundo cambio que se materializará en el EEES. Creo que todos sabemos ya lo que es y lo que significa el EEES...
SEVERIANO.- ¡Claro que sí! El sistema con que me hicieron un hombre en mi Escuela, el sistema que sigo aplicando a mis alumnos: 1) Explica el profesor; 2) Estudia el alumno; 3) Examina el profesor; 4) ¡Suspenso!
ESPERANZA.- No, Seve, no. EEES son las siglas de ``Espacio Europeo de Educación Superior''.
PRUDENCIO.- Gracias por la explicación, Esperanza. Parece que algunos no quieren darse cuenta de que los tiempos están cambiando... Permitidme que siga. ¿Por dónde iba? ¡Ah, sí! Hace ya muchos años que se viene diciendo: lo que produce el sistema de educación superior no corresponde a las necesidades de la industria. Muchas veces, el propósito explícito o implícito de la Universidad es formar futuros investigadores. Eso no es en realidad lo que quieren ni las empresas ni los estudiantes.
INOCENCIA.- Ejem, eso sí es lo que yo quería....
PRUDENCIO.- (La mira con displicencia.) Bueno, hablo en general, no consideremos de momento los casos particulares. (Prosigue su discurso.) En realidad, lo que quieren los alumnos es adquirir competencias útiles para su futuro trabajo: competencias tecnológicas, comunicativas y organizativas, que se traduzcan en la capacidad de trabajo en grupo y de resolución de problemas. Y esto es lo que también quieren las empresas.3
SEVERIANO.- ¡Pues que se fastidien los alumnos! Si no les gusta la Universidad, que vayan a la FP.
FIDEL.- ¡Pues que se fastidien las empresas! ¿Es que somos sus siervos? ¿Dónde ha quedado la concepción crítica de la Universidad? A la concepción del saber como motor de la tranformación social se opone ahora un conjunto de competencias y técnicas eficaces para la producción postindustrial, para la sociedad de consumo, para la deslocalización y la globalización. ¿Qué quieren? ¿Que formemos esclavos, robots bien adaptados a la sociedad actual y a la economía actual?
PRUDENCIO.- ¡A mí a progresista no me gana nadie, Fidel! ¡Yo una vez estuve a punto de correr delante de los grises! Pero el auténtico progresismo es darle a la sociedad lo que necesita, no lo que a nosotros nos guste. ¿O es que me vas a negar que nos debemos a quienes nos pagan?
FIDEL.- Pues a mí no me pagan las empresas; a ti a lo mejor sí, con todos esos convenios y contratos... Mi sueldo lo pagan los contribuyentes (o sea, los trabajadores y las clases medias) y en una pequeña parte los alumnos. A ellos me debo.
PRUDENCIO.- Precisamente, Fidel. Nos debemos a los alumnos, y por eso debemos proporcionarles una formación que les permita insertarse en el mercado laboral y progresar adecuadamente en su vida profesional. El fin último de los educadores debe ser la creación de un ambiente centrado en el aprendizaje, que maximize éste y satisfaga los nuevos estándares, más exigentes, que la sociedad ahora nos exige.4
SEVERIANO.- Estoy de acuerdo, tenemos que ser más exigentes con los estudiantes.
INOCENCIA.- Pero es que cada vez vienen peor preparados...
PRUDENCIO.- En parte puede ser verdad lo que dices, pero de cualquier forma nos nos corresponde a nosotros solucionar el problema de las enseñanzas medias. Lo que podemos hacer es adaptarnos a los nuevos tiempos y a las nuevas tecnologías, cosa que no siempre hacemos. De hecho, las empresas piensan que los profesores universitarios tienen una forma anticuada de enseñar, que no son capaces de mantenerse al día en los avances de las tecnologías pedagógicas, que se resisten a someter sus resultados a métodos eficaces de evaluación.5
SEVERIANO.- ¿Ah, sí? Pues por mi parte, yo pienso que los empresarios de este país...
FIDEL.- ¡Son un conjunto de chupasangres cuyas técnicas gerenciales favoritas son la subcontratación y la precarización del empleo!
SEVERIANO.- ... desprecian la investigación, y no invierten en I+D ni aunque les regalen el dinero.
PRUDENCIO.- Por vuestro propio bien, borraré de la grabación de esta sesión esos comentarios Y ahora cedo la palabra a Esperanza, que nos va a ilustrar sobre los avances de las tecnologías pedagógicas.
ESPERANZA.- Gracias, Prudencio. Sí, hay que dar un paso adelante y seguir el camino que nos señala la pedagogía moderna. Hace ya mucho que la concepción tradicional de la escuela ha sido sustituida por otro enfoque en el cual se aplican modelos de enseñanza basados en el alumno; por un enfoque más moderno y progresista.
FIDEL.- ¿Progresista? Lo progresista es proporcionar a los hijos de las clases trabajadoras el acceso a la misma instrucción y a la misma cultura que antes era monopolio de la burguesía, no a un caótico y trivial sucedáneo.
ESPERANZA.- ¡No te equivoques, Fidel! No se trata de prescindir de la instrucción, sino de proporcionarla de una forma, no sólo más agradable, sino más eficaz.
SEVERIANO.- ¿Más eficaz? No creas todo lo que oigas por ahí. Lee, por ejemplo, los fundamentados estudios que demuestran que esos ``modelos modernos'', aplicados a la enseñanza primaria, producen resultados significativamente peores que los tradicionales.6
ESPERANZA.- También se pueden encontrar en la literatura científica incontables estudios que muestran que un enfoque activo, cuando se implementa adecuadamente en la enseñanza universitaria, mejora la motivación del alumno, la retención del conocimiento, la comprensión y la actitud hacia la materia que se está enseñando7. Y hay cosas obvias. Por ejemplo, ¿comó se puede negar que mejorar la confianza y la autoestima del alumno causa que éste tenga un mejor rendimiento?
SEVERIANO.- Pues yo diría justo lo contrario: su mejor rendimiento es lo que causa que mejore su autoestima.8
ESPERANZA.- Bueno, reconozco que eso de la autoestima es una cuestión compleja. Pero dejadme que exponga lo que os quiero contar. En el enfoque tradicional de la enseñanza superior, el peso de transmitir el material del curso corresponde primeramente al instructor. En la instrucción basada en el estudiante, algo de este peso se desplaza a los alumnos.9
INOCENCIA.- ¿Y cómo se consigue eso?
ESPERANZA.- Hay muchas técnicas bien probadas, como sustituir las clases magistrales por experiencias de aprendizaje activo, responsabilizar a los alumnos de material que no se ha expuesto explícitamente en clase, proponer problemas de solución abierta o que requieran pensamiento crítico...
FIDEL.- ¡Eso es muy importante!
ESPERANZA.- ... o creativo y no puedan ser resueltos siguiendo los ejemplos del libro de texto.10
SEVERIANO.- ¡Vaya novedades! ¿Cómo crees que se estudiaba en mis tiempos? ¿Y qué crees que exijo a mis alumnos? Como se limiten a los apuntes y a los problemas hechos en clase, lo llevan claro en los exámenes...
ESPERANZA.- También se puede involucrar a los estudiantes en simulaciones y juegos de roles, proponer ejercicios escritos distintos de los convencionales...
SEVERIANO.- ¡Eso ya me gusta menos!
ESPERANZA.- ... y usar técnicas de aprendijaze cooperativo.11
INOCENCIA.- ¿Qué es eso del aprendizaje cooperativo?
ESPERANZA.- Es un enfoque de la instrucción en el que los estudiantes trabajan en equipos en una tarea de aprendizaje que se estructura para cumplir ciertas condiciones.
INOCENCIA.- ¿Qué condiciones?
ESPERANZA.- Lo primero, debe haber un objetivo claramente definido que requiera que todos los miembros del equipo se involucren; si uno no hace su parte, todos son penalizados. Además, los miembros deben interactuar cara a cara, haciendose y respondiendo preguntas mutuamente acerca de la tarea. De esta manera se desarrollan habilidades de liderazgo, comunicación, resolución de conflictos y administración de tiempos.12 13
INOCENCIA.- No sé cómo podría conseguir que mis alumnos trabajen así...
ESPERANZA.- Primero hay que convencer a los estudiantes de que el trabajo en grupo va en su propio beneficio. Hay que promover la interdependencia positiva entre los miembros del equipo, asegurar que cada uno haya realizado aportaciones adecuadas al trabajo hecho en común, facilitar el desarrollo de habilidades de trabajo en grupo, y autoevaluar periódicamente el funcionamiento del grupo.14 Hay muchas técnicas para conseguir todo esto. 15
INOCENCIA.- Quizás me equivoque, pero creo que ese método de enseñanza activa que propones exige de los alumnos, no menos, sino más esfuerzo que el método actual.
ESPERANZA.- Efectivamente. Los que intentan implementar la instrucción centrada en el estudiante se ven sorprendidos frecuentemente por la fiera negatividad de alguna de las respuestas. Muchos que no habían previsto esa reacción se desaniman, abandonan el intento y vuelven a los métodos tradicionales, más cómodos aunque menos efectivos. 16
INOCENCIA.- ¿Y qué podemos hacer?
ESPERANZA.- Para minimizar la resistencia al cambio, hay que convencer a los alumnos desde el principio de que no se trata de un juego o un experimento, sino de una forma de enseñanza con la que se aprende más y se comprende mejor. 17 Tras la resistencia inicial, la respuesta suele ser muy favorable.
PRUDENCIO.- Por supuesto, es de esperar una respuesta favorable, dada la madurez de nuestros alumnos y dado el hecho de que estos métodos, adecuadamente implementados, redundan en una mejora de la calidad de la enseñanza y por tanto de la tasa de aprobados y de graduados.
SEVERIANO.- ¡Acabaran exigiéndonos que demos aprobado general! Para eso no hace falta tanta palabrería.
PRUDENCIO.- Tu comentario es excesivamente simplista, estimado Seve. Tenemos que afrontar los nuevos retos que la sociedad actual nos plantea, pero siempre proporcionando una enseñanza de calidad. Precisamente uno de los objetivos fijados por la declaración de Bolonia es el desarrollo de criterios y metodologías para el aseguramiento de la calidad. 18 19
SEVERIANO.- ¡Más paparruchas! ¿Qué falta hacen criterios y metodologías? Contrata profesores ilustres, proporciónales laboratorios y medios materiales suficientes, y la calidad se dará por añadidura.
PRUDENCIO.- Sin duda, eso es importante, pero la cuestión es más compleja. También es parte de la calidad el valor añadido que se proporciona a los que financian nuestra labor.
ESPERANZA.- Pero lo fundamental tener en cuenta la opinión de los estudiantes, saber qué opinan acerca de la calidad de la enseñanza. Al fin y al cabo, son nuestros clientes inmediatos.
PRUDENCIO.- Llevas razón, Esperanza, pero yo aún diría más: los alumnos deben verse mejor como el producto de un programa de estudios, no como sus clientes. Los clientes últimos serían más bien las empresas.
FIDEL.- ¿Clientes? ¿Productos? ¡Qué vergüenza! ¿De qué estáis hablando, de enseñanza universitaria o de venta de detergentes?
ESPERANZA.- Bien, retiro la palabra ``cliente'', si te resulta disonante. Pero lo importante es tener en cuenta que los alumnos son los mejores jueces de la calidad de la enseñanza que les proporcionamos.
SEVERIANO.- Estoy en absoluto desacuerdo. Todos sabemos que las evaluaciones de los alumnos no son más que concursos de popularidad que no tienen nada que ver con lo que se aprende. Por ejemplo, ciertos estudios demuestran que en los EE.UU. los profesores que llevan comida a clase reciben sistemáticamente las mejores valoraciones, 20 y ya me diréis lo que tiene que ver repartir caramelos con la calidad de la enseñanza...
ESPERANZA.- ¡Eso no es así! Se ha demostrado estadísticamente que las valoraciones hechas por los alumnos tienen un elevado grado de validez. Las quejas sobre este tipo de evaluación del profesorado han sido desacreditadas por la investigación empírica. 21 22 23
INOCENCIA.- (Aparte.) ¡Vaya! Los dos parecen muy seguros. ¿A quién creeré?
ESPERANZA.- Además, ¿cuál es la alternativa? ¿Qué otra cosa podemos hacer para evaluar la calidad de la enseñanza?
INOCENCIA.- Quizás podríamos realizar unas pruebas comunes para los estudiantes egresados, y estudiar los resultados obtenidos en función de las distintas universidades.
PRUDENCIO.- ¡Eso sería una violación de la autonomía universitaria! No, piénsalo mejor, Inocencia; no es necesario recurrir a esa prueba centralizada. De una parte, la tasa de egresados constituye una buena medida de la eficacia del proceso de instrucción...
SEVERIANO.- Eso, cuantos más alumnos LOGSE aprueban, tanto mejor es la universidad.
PRUDENCIO.- ... y, de otra parte, podemos considerar la empleabilidad, que se traduce en el porcentaje de egresados que obtienen un trabajo acorde con su formación. Esta última es la mejor forma de evaluar la adecuación del proceso educativo a su propósito último. El mercado decidirá finalmente sobre la calidad de nuestro producto.
FIDEL.- ¡Otra vez el alumno como producto! ¡Y el mercado, el dios omnisciente y omnipotente del pensamiento único! ¡No! Una educación superior de calidad es aquella que despierta la conciencia de los estudiantes y los convierte en personas críticas y comprometidas como tecnólogos y como ciudadanos, y con la formación adecuada para contribuir al progreso de la ciencia y de la sociedad.
PRUDENCIO.- Estamos de acuerdo, Fidel; nuestro deber es conseguir que nuestros estudiantes salgan de las aulas y laboratorios bien preparados para integrarse en el tejido productivo y hacer avanzar la economía...
FIDEL.- ¡No es eso lo que he dicho!
PRUDENCIO.- ... para lo cual es fundamental que todos nosotros tomemos conciencia de la importancia de nuestra labor docente.
INOCENCIA.- ¡Es decir, que lo importante es que seamos buenos docentes! Yo creía que para progresar en mi carrera debía ser sobre todo una buena investigadora...
PRUDENCIO.- (Con mucha energía) ¡Eso es una contraposición falaz! ¡Tan importante es una cosa como la otra! Debemos construir una Universidad del Aprendizaje, preocupada tanto por el aprendizaje de los profesores -es decir, la investigación- como por el aprendizaje de los alumnos, y que consiga que el aprendizaje de los unos redunde en beneficio del aprendizaje de los otros. 24
SEVERIANO.- (Con sorna) Claro, claro, llevas razón. La docencia es importantísima. Por eso todos conocemos muchos casos de compañeros, cargados de publicaciones y proyectos, que han sido volteados por los tribunales por dar mal sus clases, ¿verdad?
ESPERANZA.- Quizás haya una forma de compaginar ambos aspectos: podemos aplicar los métodos de la investigación a la tarea docente y publicar estudios serios. 25
SEVERIANO.- Eso sería intrusismo profesional, ¿no te parece? Dejemos algún trabajo a los pedadogos... Además, tras dar mis clases, rellenar los innumerables papeles que los burócratas exigen y realizar mi investigación ``de verdad'', no me queda mucho tiempo para esas pamplinas.
INOCENCIA.- Pero, en resumen, ¿qué debo hacer? ¿Investigar en Ingeniería Papirofléctica o en Didáctica de la Papiroflexia? ¿Dar clases como las que recibí, o emplear métodos innovadores?
SEVERIANO.- Sí, tú atiende a los que, habiendo llegado ya a la cima, recomiendan a los que están comenzando que inviertan su tiempo en experimentos docentes. Ya verás lo bien que te va en tu carrera.
FIDEL.- ¡Bah! Si quieres progresar en tu carrera, finge hacer lo que esté de moda, y llévate bien con los que mandan. Yo no lo hago, y así me va.
ESPERANZA.- ¿Puedo decir la última palabra? Al fin y al cabo, la última palabra la tenemos nosotros, los que investigamos y damos clase en aulas y laboratorios; no la tienen ni los burócratas ni los "expertos". Haz, Inocencia, lo que tu conciencia y tu razón te dicten; y, si -como creo- tienes madera de profesor universitario, descubrirás que arrancar una mirada de interés de un alumno aburrido es uno de los mayores retos y una de las mayores satisfacciones que se pueden tener en esta vida. Y experimentarás y encontrarás tu propio camino para conseguirlo...

REFERENCIAS

1 Frank Newman, Lara Couturier, and Jamie Scurry. The Future of Higher Education: Rhetoric, Reality and the Risks of the Market. Jossey-Bass, San Francisco, 2004, p. 155.
2 Ibid.
3 Ibid., p. 71.
4 Ibid., p. 137.
5 Ibid., p. 74.
6 J. E. Stone and A. Clements. Research and innovation: let the buyer beware. In R. Spellan and P. Regnier, editors, The superintendent of the future, p. 59-97. Aspen Publishers, Gaithersburg, 1998.
7 Michael Prince. Does active learning work? a review of the research. Journal of Engineering Education, 93(3):223-231, 2004.
8 M. A. Scheirer and R. E. Kraut. Increasing educational achievement via self-concept change. Review of Educational Research, 49:131-150, 1979.
9 Richard M. Felder and Rebecca Brent. Navigating the bumpy road to student-centered instruction. College Teaching, 44:43-47, 1996.
10 Ibid..
11 Ibid..
12 Richard M. Felder, Donald R. Woods, James E. Stice, and Armando Rugarcia. The future of engineering education II. Teaching methods that work. Chemical Engineering Education, 34(1):26-39, 2000.
13 Agustín Cernuda, Faraón Llorens, Joe Miró, Rosana Satorre, and Miguel Valero. Guía del profesor novel. Universidad de Alicante, 2005.
14 Richard M. Felder and Rebecca Brent. Navigating the bumpy road to student-centered instruction. College Teaching, 44:43-47, 1996.
15 Richard M. Felder and Rebecca Brent. Cooperative learning in technical courses: Procedures, pitfalls, and payoffs. Technical Report ED 377038, ERIC Document Reproduction Service, 1994.
16 Richard M. Felder and Rebecca Brent. Navigating the bumpy road to student-centered instruction. College Teaching, 44:43-47, 1996.
17 Ibid..
18 L. Harvey and D. Green. Defining quality. Assessment and Evaluation in Higher Education, 18(1):9-34, 1993.
19 G. Srikanthan and John Dalrymple. Developing alternative perspectives for quality in higher education. International Journal of Educational Management, 17(3):126-136, 2003.
20 Charles R. Emery, Tracy R. Kramer, and Robert G. Tian. Return to academic standards: a critique of student evaluations of teaching effectiveness. Qualite Assurance in Education, 11(1):37-46, 2003.
21 Richard M. Felder. What do they know, anyway? Chemical Engineering Education, 26(3):134-135, 1992.
22 Sylvia d'Apollonia and Philip C. Abrami. Navigating student ratings of instruction. American Psychologist, 52(11):1198-1208, 1997.
23 Wilbert J. McKeachie. Student ratings: The validity of use. American Psychologist, 52(11):1218-1225, 1997.
24 Ken Bain. Lo que hacen los mejores profesores universitarios. Universidad de Valencia, 2006.
25 Faraón Llorens and Rosana Satorre. Doce propuestas y una reflexión.