domingo, 29 de marzo de 2009

Shijing, nº 19

Shijing, nº 19

Recios retumban los truenos
al mediodía del Nan.
¿Por qué está siempre tan lejos
sin darse nunca solaz?
Amable es el caballero,
¿volverá? ¡Ay! ¿Volverá?


Recios retumban los truenos
por las laderas del Nan.
¿Por qué está siempre tan lejos
sin atreverse a holgar?
Amable es el caballero,
¿volverá? ¡Ay! ¿Volverá?


Recios retumban los truenos
al pie del monte Nanshan.
¿Por qué está siempre tan lejos
sin haber nunca vagar?
Amable es el caballero,
¿volverá? ¡Ay! ¿Volverá?



Nan shan es simplemente "la(s) montaña(s) del sur". Lo dejamos como nombre propio para dar un toquecillo de chinoiserie.
Según el comentario canónico del maestro Mao, el poema es "una exhortación a cumplir con el deber" (García-Noblejas).

domingo, 22 de marzo de 2009

Shijing, nº 30

Shijing, nº 30

Siempre este viento tan fuerte.
Me atiende y se ríe luego;
burlas, escarnios y risas,
en las entrañas el duelo.


Siempre viento y polvareda.
Por piedad que venga quiero;
nunca jamás va ni viene,
largo, largo tiempo pienso.


Siempre vientos y nublados,
sin sol el cielo cubierto.
Despierto con esperanza
y estornudando y no duermo.


Muy cubierto y muy sombrío,
tales retumban los truenos.
Despierto con esperanza,
con añoranza y no duermo.


El texto dice "estornudar". Los traductores prefieren leer "ahogarse"; quizás les parezca más poético. El P. Courveur transmite una razonable explicación confuciana:
Le chagrin et le manque de sommeil causent le rhume de cerveau, disent les commentateurs.

domingo, 15 de marzo de 2009

Shijing, nº 36

Shijing, nº 36

¡Ruin condición!
¿Por qué no volver?
Si no por nuestro señor,
¿por qué en la escarcha yacer?


¡Ruin condición!
¿Por qué no volver?
Si no por mor del señor,
¿por qué entre el barro yacer?


Explicación transmitida por el P.Elorduy:
El señor feudal de Li, expulsado por los bárbaros norteños, hubo de refugiarse en el estado de Wei. Los fieles servidores, que le siguieron al destierro, no pueden sufrir más tiempo su abyecta condición.

viernes, 13 de marzo de 2009

Por qué no soy un trabajador

En la mayoría de los idiomas, la palabra elegida para designar el concepto de trabajo refleja nociones de lucha, angustia, esclavitud o similares. De la mano de MM. Ernout y Meillet, veamos qué ocurrió en latín.
La palabra original latina para el resultado de un trabajo es opus, operis; para la actividad realizada al trabajar, opera, operae. Ambas proceden de una raíz indoeuropea *op- cargada de connotaciones positivas: de ella provienen en última instancia, por ejemplo, las palabras españolas "óptimo" y "opulento".
Pero pronto opera tuvo que concurrir con labor, laboris, cuyo sentido original era "peso, carga". Así, dice Vitrubio en su tratado de Arquitectura: saxa ... sustinent laborem, es decir, "las piedras sostienen la carga". Y más poéticamente dice Eneas a su padre, invitándole a subir sobre sus hombros (Eneida 2.708):
     ipse subibo umeris, nec me labor iste gravabit
o sea, "yo mismo te llevaré a hombros y esa carga no me será pesada". Pronto labor tomó el sentido de "fatiga" y así se empleaba para describir las fatigas de la guerra (belli labores) o las del parto (Lucinae labores). Finalmente, llegó a significar simplemente "trabajo".
Y, olvidadas por los hablantes las primitivas connotaciones negativas de labor, hubo que recuperarlas de alguna manera; y por eso aparece en bajo latín el trepalium, "instrumento de tortura formado por tres palos"; del cual instrumento de tortura o, mejor, dicho, de su nombre, viene nuestro castizo trabajo.
Así pues, ¿por qué no soy un trabajador? Porque no es una tortura lo que hago cada día.

domingo, 1 de marzo de 2009

Alumnos y estudiantes

De la raíz indoeuropea *al- (asociada a la idea de "alimentar", "crecer") surgen el verbo latino alere con estos mismos significados y su antiguo participio mediopasivo alumnus ("que es alimentado", "que es hecho crecer"). Normalmente se emplea como sustantivo con los significados "niño de pecho", "esclavo nacido en la casa", "ahijado".
La palabra no es castiza en castellano; aparece en el s. XVI con el sentido de "cualquier persona criada o educada desde su niñez por alguno, respecto de éste." Poco a poco va tomando el sentido actual: "cualquier discípulo, respecto de su maestro, de la materia que está aprendiendo, o de la escuela, clase, colegio o Universidad donde estudia." En el Diccionario Histórico de la Academia, la primera cita en que aparece con este sentido es de D. Antonio de Solís (finales del s. XVII).
Así que, yendo al fondo de las cosas, alumno es "el que es alimentado"; y, cuando así son llamados los jóvenes que asisten a la universidad, en cierta forma se está diciendo que llegan a ella para ser (pasivamente) nutridos.

De la raíz indoeuropea *steu- (asociada a las ideas de "golpear", empujar") surgen el verbo latino studere ("ansiar", "esforzarse por", "ser diligente para") y su participio activo studens, studentis. En la época imperial, el verbo adquiere el significado de "estudiar". Y en bajo latín es sustituído por "studiare", de donde nacen nuestros estudiar y estudiante.
Así que, yendo al fondo de las cosas, estudiante es "el que se esfuerza"; y, cuando así son llamados los jóvenes que asisten a la universidad, en cierta forma se está diciendo que llegan a ella para (activamente) adquirir conocimientos y capacidades.

Por estas etimológicas razones, estudiante es palabra más conforme al modelo de enseñanza y aprendizaje que ahora se quiere establecer en la universidad europea. Y también la que se se está imponiendo en la prosa oficial... pero no por estas razones, me temo, sino por ser palabra que no varía con el género gramatical y, por tanto, preferible en necioespañol.