martes, 9 de diciembre de 2008

Shijing, nº 131

Shijing, nº 131

Vuela y vuela la oropéndola,
en los espinos se queda.
¿Quién va con el conde Mu?
Es Yanxi de los Ziju.
Yanxi, que podía tanto
como un ciento de soldados.
Al pie de la sepultura
tiembla y tiembla en sus angustias.
¡Ay, cielo azul, que a los buenos
aniquilas de los nuestros!
¡Pudiéranlo rescatar
de vidas un centenar!


Vuela y vuela la oropéndola,
en las moreras se queda.
¿Quién va con el conde Mu?
Es Zhanghang de los Ziju.
Zhanghang, que valía tanto
como un ciento de soldados.
Al pie de la sepultura
tiembla y tiembla en sus angustias.
¡Ay, cielo azul, que a los buenos
aniquilas de los nuestros!
¡Pudiéranlo rescatar
de vidas un centenar!


Vuela y vuela la oropéndola,
en los zarzales se queda.
¿Quién va con el conde Mu?
Es Quianhu de los Ziju.
Quianhu, que lidiaba tanto
como un ciento de soldados.
Al pie de la sepultura
tiembla y tiembla en sus angustias.
¡Ay, cielo azul, que a los buenos
aniquilas de los nuestros!
¡Pudiéranlo rescatar
de vidas un centenar!


Dice el P. Elorduy: "Muerto el señor feudal Mu del Estado Ch'in (658 a. J. C.) su hijo y sucesor sacrifica setenta y siete víctimas humanas junto a la fosa sepulcral. Algunos de ellos eran gente noble y muy querida. Costumbre bárbara que reaparece, de vez en cuando, en este estado limítrofe."

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